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lunes, 18 de octubre de 2010

Meditación para eliminar contracturas y sanarnos


Meditación para eliminar contracturas y sanarnos


Esta es una poderosa y sofisticada técnica de meditación que nos permitirá concentrar la energía de nuestra respiración (prana) y dirigirla sobre áreas de tensión o enfermedad con gran exactitud.


Este método está basado en antiguas enseñanzas de la India, que los yoguis han utilizado durante siglos para lograr efectos casi milagrosos. Estos principios pueden ser usados para obtener extraordinarios resultados en la autocuración.


Estas son las instrucciones:
Esta meditación se apoya en tres elementos fundamentales que deben estar en equilibrio para lograr el mejor resultado: la consciencia, la respiración y el enfoque sobre el síntoma que queremos sanar.


Así debemos proceder:


  1. Nos sentamos en la postura de meditación más confortable para nuestro cuerpo. Ubicamos las palmas de las manos hacia arriba. Las mismas estarán cómodamente apoyadas en nuestras piernas. Practicamos durante cinco minutos una respiración consciente, lenta y profunda para serenar cuerpo y mente.
  2. Practicamos la Respiración Rápida Suave. Respiramos por la nariz y la boca ligeramente entreabierta al mismo tiempo, acelerando el ritmo sin que nos resulte incómodo. Lo hacemos el tiempo suficiente hasta sentir que la energía vital está fluyendo en nuestro cuerpo. Luego pasamos a una respiración lenta y profunda.
  3. Movemos nuestra consciencia sobre nuestro cuerpo, intentando detectar las zonas que no se sienten bien, ya sea por tensiones o por síntomas de una enfermedad.
  4. Trabajamos sobre el área que sentimos más "urgente".
  5. Enfocamos nuestra concentración en esa zona, en el núcleo de la misma. Al mismo tiempo tensamos los puños, sincronizándolos con la tensión o malestar del área.
  6. Ahora "respiramos en la zona", imaginando que respiramos directamente desde allí.
  7. Hacemos unos cinco a diez segundos de la Respiración Rápida Suave sobre la zona.
  8. Pasamos a la respiración lenta y profunda mientras nos enfocamos nuevamente en el área para detectar cualquier cambio en la sensación. Ajustamos nuestros puños al nivel de tensión adecuado que represente ese nuevo cambio.
  9. Repetimos el ciclo anterior hasta que no quede ninguna sensación desagradable y como consecuencia de esto, las manos queden totalmente relajadas.
  10. Nos concentramos en las áreas siguientes, repitiendo el proceso hasta disolver todos los bloqueos de energía vital. Es posible que si el nudo energético es muy grande, tardemos varias sesiones de meditación en eliminarlo totalmente.
Esta meditación también puede ser utilizada para trabajar sensaciones desagradables creadas por estados emocionales negativos. Sólo debemos adaptar el procedimiento y aplicarlo a las áreas dónde se manifiesta esta sensación.

miércoles, 13 de octubre de 2010

YOGA PARA NIÑOS-CENTRO EN ESPAÑA - RAMIRO CALLE

Yoga para niños

Cuesta imaginar niños hiperactivos haciendo yoga o simplemente niños, sin adjetivos, inmóviles en alguna postura que proponga el yoga. Nuestra mente tiende a funcionar por esquemas preestablecidos. Este es el error. "De entrada, un yoga para niños no puede ser un yoga de adultos, lento con posturas inmóviles mantenidas largo tiempo. La dinámica del niño es mucho más activa, incluso agotadora. El yoga infantil no se parece en nada al de adultos", explica Julián Peragón, antropólogo, formador de profesores de yoga y director de la web conciencias infronteras. com. Ramiro Calle, uno de los pioneros del yoga en España, director del centro Shadak en Madrid, coincide con Peragón en que el yoga hay que adaptarlo a los niños según la edad y el tipo de niño. "Con 13 o 14 años ya pueden participar en grupos formados por adultos, aunque hay excepciones. Actualmente tengo un niño de diez años al que le va mejor estar en una clase de personas mayores que con otros niños de parecida edad, pero como digo es una excepción", comenta Calle. También hacen similares comentarios en cuanto a adaptar el yoga a los niños tanto Amable Díaz, psicóloga y presidenta de la Asociación Española de Practicantes de Yoga (AEPY), como Rosa Daniel, profesora de yoga y fundadora del Centre de Yoga Siddharta en Barcelona, o Pilar Ínigo, que dirige varios centros de yoga en Zaragoza e imparte clases de esta disciplina en el colegio público Hilarión Gimeno.

LOS NIÑOS ASIMILAN EL RESPETO Y RESUELVEN MEJOR LOS CONFLICTOS
Pero ¿cualquier edad es buena para empezar a practicar yoga? En el colegio Hilarión Gimeno se imparten clases de yoga a los niños de 10 a 12 años en horas lectivas. Verònica Cobos, profesora de yoga infantil en el Centre de Ioga Siddharta en Barcelona lleva un grupo de 8 a 12 años, "aunque en alguna ocasión por este centro ha pasado alguno de cinco años". "Sobre todo porque los padres lo piden", aclara la fundadora de este centro, Rosa Daniel. Cada vez hay más padres que piden hacer yoga con sus hijos en edades más tempranas. "Seguramente abriremos un nuevo grupo para niños menores de ocho años el próximo curso", comenta Rosa Daniel. Ramiro Calle asegura que a partir de los 4 o 5 años los niños pueden empezar a introducirse en el yoga físico, "todo depende de si el profesor sabe realmente adaptar las técnicas, el lenguaje y el ritmo a la edad del niño.
Lo importante es la esencia del yoga, que consiste en aprender a conectarse con la sabiduría que proporciona el cuerpo".
Julián Peragón también considera que la conexión con el cuerpo es importante y lo de menos es que se le ponga el nombre de yoga "si lo que se hace es, en esencia, yoga. Y el yoga es conciencia corporal y conexión consigo mismo"
Peragón ha dado clases de yoga adaptadas para niños de ocho años. Y en ellas ha trabajado la verticalidad, el enraizamiento, estiramientos coordinados con la respiración, todo ello arropado con una historia en la selva.
Además, "tocar y ser tocado forma parte de un alimento vital para el niño, incluso de su maduración psíquica". Pone un ejemplo práctico: "Un niño está tumbado boca arriba con brazos y piernas abiertos. El compañero le dibuja el perfil, dedo a dedo, resiguiendo las extremidades, cabeza y tronco. El niño o la niña siente su cuerpo, las diferentes sensibilidades. Hay zonas más duras o más blandas, frías y calientes. Además, el niño descubre su perfil, su espacio vital. Y se reconoce en su forma"
ES ADECUADO TANTO PARA NIÑOS MUY ACTIVOS COMO PARA LOS TÍMIDOS
En la clase de yoga se ha conseguido trabajar y asimilar el silencio, la atención, el trabajo en grupo, la interiorización. "Y eso les enseña a hacer un alto en su ritmo acelerado. Ahora hay menos estrés en la escuela. También hemos constatado beneficios a nivel corporal, como una mejor psicomotricidad. Eso es fundamental. Además, los padres están contentos porque hay una mayor comunicación con sus hijos, pues los niños han aprendido con el yoga a expresarse de una forma más libre y consciente. Es como si hubieran perdido el miedo a expresar su mundo interior porque saben que será acogido. !Y sólo hacen yoga una vez al mes en la hora de educación física!. Ese día se convierte en una fiesta de respeto y silencio".
Ramiro Calle resume los beneficios que puede aportar el yoga aplicado a los niños. "En el aspecto físico el niño desarrolla la motricidad y la coordinación de los movimientos corporales; aprende a respirar; desarrolla el sentido del equilibrio orgánico y psicosomático; mantiene la elasticidad de los músculos; mejora el riego sanguíneo; aprende a establecer una relación entre el cuerpo y la mente. En lo emocional es un potente ansiolítico; el niño aprende a controlar la impulsividad y a integrar una disciplina; se conecta con su vida interior y se va sensibilizando para tener otra actitud ante la vida"