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jueves, 22 de abril de 2021

Cantar Aumenta tu Salud

Cómo afecta el canto a la salud

1. El canto da al cuerpo vibraciones, que aumentan nuestra vitalidad.


2. Durante el canto, en el cerebro humano se producen productos químicos especiales que nos ayudan a sentir paz y alegría.


3. El canto mejora la circulación sanguínea, lo que tiene un efecto beneficioso en cuerdas vocales, amígdalas y muchos ganglios linfáticos, lo que significa que aumenta considerablemente la inmunidad local (en otras palabras, resfriados rara vez)


4. La mejora de la afluencia de sangre durante el canto lleva a la activación de la actividad cerebral: comienza a funcionar más intensamente, la memoria mejora, cualquier información es más fácilmente perceptible.


5. Mejora la afluencia de sangre a la cabeza en su conjunto rejuvenece el cuerpo, mejora las condiciones de la piel.


6. El canto es muy útil para las enfermedades pulmonares, ya que no solo reemplaza los ejercicios de respiración, sino que también promueve el desarrollo del pecho, una respiración adecuada, que reduce significativamente el número de exacerbaciones.


7. Con las lecciones regulares de un coro, el nivel de inmunoglobulina-A e hidrocortisona aumentan en el cuerpo, que son signos de una buena inmunidad.


Por eso los expertos recomiendan cantar al menos 5 minutos al día, equiparando el canto al ejercicio".


Mantente saludable! Y melodioso! 🌬️🎼🌈💫

domingo, 18 de abril de 2021

YOGA posturas

  


El yoga es una buena manera de trabajar nuestro cuerpo. Como hemos comentado en infinidad de ocasiones es una buena manera de mantener los músculos y las articulaciones en perfecto estado. Pero a la hora de llevarlo a cabo, podemos centrarnos en el trabajo de algunas partes del cuerpo. En esta ocasión nos vamos a detener en la espalda.

El fortalecimiento de la espalda es un punto que mucho queremos conseguir, ya que es una de las mejores maneras de corregir la postura y evitar dolores en esta parte del cuerpo. Conseguirlo con el yoga es una buena manera de hacerlo.

Practicar yoga nos servirá para conectar el cuerpo con la mente, y conseguir, no solo una mejor calidad física, si no un mejor balance psicológico del cuerpo.
Practicar yoga nos ayudará a aliviar tensión en determinadas partes del cuerpo. La espalda es una parte que se puede ver muy beneficiada por esta actividad

La correcta combinación de ejercicio con un conocimiento de la técnica, nos ayudará a lograr los mejores resultados a la hora de practicar yoga. Por eso es una buena alternativa para conseguir una espalda mucho más relajada y en perfecto estado.
Fortalece y cuida tu espalda practicando Yoga: cinco asanas para conseguirlo.
Como ya hemos visto en anteriores ocasiones, practicar yoga nos servirá para conectar el cuerpo con la mente, y conseguir, no solo una mejor calidad física, si no un mejor balance psicológico del cuerpo.

No debemos olvidar que el yoga es una actividad que nos servirá para conseguir una mayor relajación a nivel general. Por ello es una buena forma de eliminar tensión de esta parte del cuerpo, a la vez que conseguimos unos músculos en mejor estado en toda la espalda.

Por ello en esta post nos vamos a detener en diferentes asanas que nos servirán para trabajar esta parte del cuerpo y fortalecerla de la manera adecuada. En concreto, vamos a destacar cinco posturas que nos van a ayudar a conseguirlo a través de la práctica de esta actividad.

Perro boca abajo

En primer lugar nos vamos a detener en el asana conocido como perro boca abajo. Para ello comenzaremos en posición fetal, estirando los brazos hacia adelante y apoyando las palmas de las manos fuertemente al suelo. La cabeza la mantendremos relajada durante todo el tiempo que dura la actividad.

Acto seguido, apoyaremos los pies al suelo por las puntas. Para ello lo haremos elevando ligeramente el trasero y las piernas, con las rodillas ligeramente dobladas. La espalda permanecerá recta y los brazos estirados hacia adelante.

Realizar un arco con la espalda y estirar la espalda al máximo es lo que buscaremos con la realización de este asana
Para finalizar el asana, lo que haremos será fijar los pies al suelo por la planta, y estirar las piernas por completo sin levantar las manos del suelo. Es importante elevar el trasero como si tiraran de un hilo. De este modo, lo que conseguiremos será estirar todos los músculos de la espalda por completo y conseguiremos un amayor relajación de esta zona del cuerpo.

Perro hacia arriba

Como segunda alternativa nos vamos a detener en el asana conocido como perro hacia arriba. Para ello nos vamos a colocar a cuatro patas con los brazos estirados a los lados del cuerpo y las palmas de las manos apoyadas por completo en el suelo.

Partiendo de esta postura, apoyaremos los pies por las puntas, echando las piernas hacia atrás estiradas, de modo que el cuerpo quede recto por completo. Acto seguido doblaremos los codos sin separar las manos ni los pies del suelo, y bajaremos el cuerpo, que permanecerá recto, prácticamente hacia el suelo.

Es muy importante mantener las piernas pegadas al suelo y es necesario elevar el tronco para conseguir así estirar al máximo la espalda
En esta postura, elevaremos la espalda de nuevo, a la vez que estiramos los brazos y apoyamos ahora los pies por el empeine. Sin separar las piernas del suelo, estiraremos la espalda hacia arriba, el cuello, llevando los omóplatos hacia atrás, para así conseguir estirar toda la espalda, y sobre todo la zona lumbar.

Gato

Como tercera alternativa nos vamos a detener en el asana conocido como gato. Para realizarlo nos colocaremos a cuatro patas en el suelo, colocados por las palmas de las manos con los brazos estirados. Nos apoyaremos por las rodillas, y la primera postura que vamos a adoptar es arquear la espalda hacia afuera con la cabeza hacia adentro. Es lo que se conoce como enroscarnos, para estirar la columna.

Para mantener esta postura, lo que vamos a hacer es intentar elevar la espalda lo máximo que podamos. Mientras controlamos la respiración en todo momento. Además, es necesario mantener el cuello relajado en todo momento para no cargar la parte cervical.

Realizaremos una flexión de espalda hacia afuera para estirar toda la columna y conseguir así relajar más esta parte
Al terminar esto, lo que haremos será estirar los brazos hacia adelante, con las palmas de las manos estiradas y apoyadas en el suelo. Al hacer esto, bajaremos la espalda, que debemos mantener recta y que nos ayudará a conseguir un mayor estiramiento de la zona completa.

Paloma

En cuarta posición nos vamos a detener en el asana conocido como paloma. Para comenzar a realizar esta postura, llevaremos las dos piernas hacia atrás apoyadas por los pies al suelo, y los brazos estirados, apoyados por las palmas de las manos. El trasero estará elevado.

Partiendo de esta postura, la pierna derecha la llevaremos hacia delante, y la colocaremos por detrás de los brazos apoyada en el suelo. En esta postura, ambas piernas estarán apoyadas al suelo y la espalda quedará recta. De este modo, conseguiremos estirar esta parte del cuerpo.

Llevaremos una pierna hacia adelante manteniendo la otra estirada y pegadas ambas al suelo para así estirar al máximo la espalda y los glúteos
Para mejorar el rendimiento de la postura, podemos llevar el pie adelantado hacia el cuerpo. De este modo, al igual que juntando los omóplatos más, lograremos estirar mucho más las partes que queremos trabajar, que son los músculos de la espalda. No debemos olvidar que también lograremos estirar los músculos de las piernas y los glúteos.

El niño

En último lugar nos vamos a detener en el asana conocido como la postura del niño. Es una de las más sencillas, y por ello es muy indicada para estirar por completo la espalda y conseguir una mayor descongestión de esta parte y así conseguir una mayor salud en los músculos y todas las partes que componen la espalda.

Para ello nos colocaremos de rodillas en el suelo con las piernas juntas. En esta postura echaremos el cuerpo hacia adelante con los brazos estirados. Intentaremos apoyar las palmas de las manos al suelo y pegar las rodillas al pecho. Es una postura sencilla, pero nos servirá para estirar a la perfección la espalda.

Nos colocaremos en posición fetal con los brazos y la espalda estirados hacia adelante para aliviar la tensión de esta parte del cuerpo
Para lograr un mayor efecto con esta postura lo ideal es estirar al máximo los brazos, adelantando lo más que podamos la palmas de las manos. Todo esto sin separar las rodillas del pecho. Cuanto más estiremos, más conseguiremos descongestionar la zona de la espalda y mejorar el estado general de esta parte.

Yoga o Pilates: qué opción es mejor si busco ganar fuerza y trabajar la flexibilidad
EN VITÓNICA
Yoga o Pilates: qué opción es mejor si busco ganar fuerza y trabajar la flexibilidad
Es muy importante que a lo largo de todo el tiempo que llevemos a cabo cada uno de estos asanas, controlemos la respiración y no mantengamos el cuello rígido. De este modo conseguiremos ejecutar mucho mejor cada movimiento y cada postura.

Es necesario que sepamos que el yoga no es un deporte de riesgo, si no que es necesario que cada asana lo realicemos tranquilamente y sin forzar al cuerpo de manera innecesaria. De este modo lo que lograremos será un trabajo mucho mejor y completo de la parte que estamos trabajando en este caso, que es la espalda.

 Yoga

Practicar yoga nos servirá para conectar el cuerpo con la mente, y conseguir, no solo una mejor calidad física, si no un mejor balance psicológico del cuerpo.
Practicar yoga nos ayudará a aliviar tensión en determinadas partes del cuerpo. La espalda es una parte que se puede ver muy beneficiada por esta actividad

La correcta combinación de ejercicio con un conocimiento de la técnica, nos ayudará a lograr los mejores resultados a la hora de practicar yoga. Por eso es una buena alternativa para conseguir una espalda mucho más flexible.


No debemos olvidar que el yoga es una actividad que nos servirá para conseguir una mayor relajación a nivel general. Por ello es una buena forma de eliminar tensión de esta parte del cuerpo, a la vez que conseguimos unos músculos en mejor estado en toda la espalda.

Por ello en esta post nos vamos a detener en diferentes asanas que nos servirán para trabajar esta parte del cuerpo y fortalecerla de la manera adecuada. En concreto, vamos a destacar cinco posturas que nos van a ayudar a conseguirlo a través de la práctica de esta actividad.

Perro boca abajo


En primer lugar nos vamos a detener en el asana conocido como perro boca abajo. Para ello comenzaremos en posición fetal, estirando los brazos hacia adelante y apoyando las palmas de las manos fuertemente al suelo. La cabeza la mantendremos relajada durante todo el tiempo que dura la actividad.

Acto seguido, apoyaremos los pies al suelo por las puntas. Para ello lo haremos elevando ligeramente el trasero y las piernas, con las rodillas ligeramente dobladas. La espalda permanecerá recta y los brazos estirados hacia adelante.
Realizar un arco con la espalda y estirar la espalda al máximo es lo que buscaremos con la realización de este asana

Para finalizar el asana, lo que haremos será fijar los pies al suelo por la planta, y estirar las piernas por completo sin levantar las manos del suelo. Es importante elevar el trasero como si tiraran de un hilo. De este modo, lo que conseguiremos será estirar todos los músculos de la espalda por completo y conseguiremos un amayor relajación de esta zona del cuerpo.

Perro hacia arriba


Como segunda alternativa nos vamos a detener en el asana conocido como perro hacia arriba. Para ello nos vamos a colocar a cuatro patas con los brazos estirados a los lados del cuerpo y las palmas de las manos apoyadas por completo en el suelo.

Partiendo de esta postura, apoyaremos los pies por las puntas, echando las piernas hacia atrás estiradas, de modo que el cuerpo quede recto por completo. Acto seguido doblaremos los codos sin separar las manos ni los pies del suelo, y bajaremos el cuerpo, que permanecerá recto, prácticamente hacia el suelo.
Es muy importante mantener las piernas pegadas al suelo y es necesario elevar el tronco para conseguir así estirar al máximo la espalda

En esta postura, elevaremos la espalda de nuevo, a la vez que estiramos los brazos y apoyamos ahora los pies por el empeine. Sin separar las piernas del suelo, estiraremos la espalda hacia arriba, el cuello, llevando los omóplatos hacia atrás, para así conseguir estirar toda la espalda, y sobre todo la zona lumbar.
Gato
Como tercera alternativa nos vamos a detener en el asana conocido como gato. Para realizarlo nos colocaremos a cuatro patas en el suelo, colocados por las palmas de las manos con los brazos estirados. Nos apoyaremos por las rodillas, y la primera postura que vamos a adoptar es arquear la espalda hacia afuera con la cabeza hacia adentro. Es lo que se conoce como enroscarnos, para estirar la columna.

Para mantener esta postura, lo que vamos a hacer es intentar elevar la espalda lo máximo que podamos. Mientras controlamos la respiración en todo momento. Además, es necesario mantener el cuello relajado en todo momento para no cargar la parte cervical.
Realizaremos una flexión de espalda hacia afuera para estirar toda la columna y conseguir así relajar más esta parte

Al terminar esto, lo que haremos será estirar los brazos hacia adelante, con las palmas de las manos estiradas y apoyadas en el suelo. Al hacer esto, bajaremos la espalda, que debemos mantener recta y que nos ayudará a conseguir un mayor estiramiento de la zona completa.

Paloma


En cuarta posición nos vamos a detener en el asana conocido como paloma. Para comenzar a realizar esta postura, llevaremos las dos piernas hacia atrás apoyadas por los pies al suelo, y los brazos estirados, apoyados por las palmas de las manos. El trasero estará elevado.

Partiendo de esta postura, la pierna derecha la llevaremos hacia delante, y la colocaremos por detrás de los brazos apoyada en el suelo. En esta postura, ambas piernas estarán apoyadas al suelo y la espalda quedará recta. De este modo, conseguiremos estirar esta parte del cuerpo.
Llevaremos una pierna hacia adelante manteniendo la otra estirada y pegadas ambas al suelo para así estirar al máximo la espalda y los glúteos

Para mejorar el rendimiento de la postura, podemos llevar el pie adelantado hacia el cuerpo. De este modo, al igual que juntando los omóplatos más, lograremos estirar mucho más las partes que queremos trabajar, que son los músculos de la espalda. No debemos olvidar que también lograremos estirar los músculos de las piernas y los glúteos.
El niño


En último lugar nos vamos a detener en el asana conocido como la postura del niño. Es una de las más sencillas, y por ello es muy indicada para estirar por completo la espalda y conseguir una mayor descongestión de esta parte y así conseguir una mayor salud en los músculos y todas las partes que componen la espalda.

Para ello nos colocaremos de rodillas en el suelo con las piernas juntas. En esta postura echaremos el cuerpo hacia adelante con los brazos estirados. Intentaremos apoyar las palmas de las manos al suelo y pegar las rodillas al pecho. Es una postura sencilla, pero nos servirá para estirar a la perfección la espalda.
Nos colocaremos en posición fetal con los brazos y la espalda estirados hacia adelante para aliviar la tensión de esta parte del cuerpo

Para lograr un mayor efecto con esta postura lo ideal es estirar al máximo los brazos, adelantando lo más que podamos la palmas de las manos. Todo esto sin separar las rodillas del pecho. Cuanto más estiremos, más conseguiremos descongestionar la zona de la espalda y mejorar el estado general de esta parte.


Es muy importante que a lo largo de todo el tiempo que llevemos a cabo cada uno de estos asanas, controlemos la respiración y no mantengamos el cuello rígido. De este modo conseguiremos ejecutar mucho mejor cada movimiento y cada postura.

Es necesario que sepamos que el yoga no es un deporte de riesgo, si no que es necesario que cada asana lo realicemos tranquilamente y sin forzar al cuerpo de manera innecesaria. De este modo lo que lograremos será un trabajo mucho mejor y completo de la parte que estamos trabajando en este caso, que es la espalda.

miércoles, 14 de abril de 2021

Los Chakras. Muy bien explicado.

Los Chakras. Chakra significa, en sánscrito, círculo. Según su ubicación representa la energia en diferentes partes del cuerpo. Es un concepto muy utilizado en la cultura oriental y en disciplinas como el yoga o la meditación. Estos vórtices o chakras son siete y representan la unión entre la conciencia o la mente y la materia o el cuerpo. De esta manera nuestro ser físico, emocional, espiritual y social se unen. Los chakras absorben la energía, la procesan y la asimilan según la frecuencia vibratoria de cada ser humano, desencadenando una respuesta fisiológica como parte final del proceso. Para poder comprender mejor qué son y cómo funcionan los chakras es fundamental creer que todo es energía. Los chakras se distribuyen por toda la columna vertebral, desde el coxis hasta la coronilla y, cuando somos conscientes de su existencia, podemos trabajar de manera conjunta aspectos del cuerpo físico y del plano de la conciencia. ¿Qué significa cada chakra? Una forma sencilla de comenzar a estudiar los chakras es reconociéndolos por su color y por el lugar que ocupan. Chakra raíz, color rojo El chakra raíz es el que nos conecta con la tierra, está ubicado en la base de la columna vertebral, en el sacro. Está relacionado con las necesidades básicas que tenemos como personas, el amor, la seguridad y la subsistencia. Este chakra está relacionado con el funcionamiento de las glándulas suprarrenales. Chakra sexual, color naranja El chakra sexual es conocido por ser el del placer porque está relacionado con la parte sexual de cada persona. Está ubicado dos dedos por debajo del ombligo. Rige el funcionamiento de los ovarios y los testículos. Chakra del plexo solar, color amarillo El chakra del plexo solar es como si fuera una gema brillante, está apenas dos dedos por encima del ombligo y es donde reside nuestra identidad, lo que buscamos de la vida, nuestras intenciones y lo que pretendemos hacer con ellas. Las sensaciones que están relacionadas con este chakra se perciben en el intestino. Rige el funcionamiento del páncreas. Chakra del corazón, color verde El chakra del corazón está ubicado en el centro del pecho, representa el fluir del amor, está relacionado con la empatía, la capacidad de perdonar y la gratitud. Rige el funcionamiento de la glándula Timo. Chakra laríngeo, color azul El chakra laríngeo está ubicado en el centro de la garganta y está vinculado con la comunicación y la expresión. Es de color naranja y suele ser el chakra que mejor asociamos con una molestia física como puede ser sentir un nudo en la garganta cuando estamos angustiados o no encontramos la manera de expresar nuestros sentimientos. Rige el funcionamiento de la glándula tiroides. Chakra del tercer ojo, color morado El chakra del tercer ojo está ubicado en el entrecejo, representa la imaginación, la intuición y la percepción. Rige el funcionamiento de las glándulas Hipófisis e Hipotálamo. Chakra corona, color blanco Este chakra está situado en el centro del cabeza, está relacionado con la sabiduría y la iluminación y es considerado el chakra maestro. Es la vía para comunicarnos con lo divino, con algo que trasciende la experiencia humana, con el universo. Rige la glándula Pineal. Cómo comenzar a trabajar los chakras Aunque en un principio parezca complejo internalizar su significado, recordar su color y ubicar la zona del cuerpo en la que se encuentra, a medida que comienzas a relacionarte con ellos los incorporas naturalmente y sin esfuerzo. Para lograr una vida plena es necesario que todos los chakras están equilibrados o, al menos, la mayoría de ellos. Para equilibrarlo se utilizan desde técnicas de relajación y masajes hasta la propia meditación, que es el método que mejor ayuda a identificarlos y trabajarlos. Los chakras son los agentes encargados de regular nuestro campo energético, son capaces de transformar la energía de nuestro cuerpo porque representan la puerta de entrada para que esa energia llegue a nosotros.

jueves, 1 de abril de 2021

Estratégias para recuperar nuestro Diálogo Interno

Estratégias

Fuente: //psicología estratégica.es

La manera en la que nos contamos las cosas determina el cómo las sentimos.

Las palabras que usamos y la manera de describir nuestra realidad acaba condicionando el cómo la sentimos.

Esto suele ser evidente, por ejemplo, cuando nos referimos a la manera de hablar de los demás: muchas veces señalamos la importancia de la manera de decir las cosas, la importancia de ser asertivo en nuestras comunicaciones. Una persona poco asertiva puede resultar hiriente en la manera de expresarse: no es lo mismo señalar un fallo diciendo: “Esto lo has hecho mal” que decir “Esto se podría mejorar de tal o cual manera”… Las palabras que usamos y el tono son muy importantes.

Muchas veces somos muy asertivos en nuestras relaciones con los demás y nos olvidamos de serlo con nosotros mismos.

  • Podemos caer en ser “bordes” o incluso groseros al hablarnos, valorarnos o juzgarnos.
  • Podemos caer en las “trampas de los pensamientos negativos” siendo exagerados, generalizando, o atribuyendo causas a los hechos de manera arbitraria.
  • Podemos expresarnos de una manera desmotivadora y limitante.

Por eso es muy útil analizar el lenguaje de nuestros pensamientos, cómo nos hablamos, e incluso las imágenes mentales o películas que nos montamos, para a partir de allí hacer cambios que promuevan un diálogo interno más efectivo.

Ojo no se trata de “hablarnos siempre en positivo” ni nada de eso, ya sabéis que no estoy a favor de lo que yo llamo “positivismo ingenuo”.  No se trata de convertirse en un “pasota” o en un ingenuo “Happy Flower”. Se trata de que las críticas sean productivas y motivadoras, saber ver lo malo pero sin bloquearnos y buscando soluciones, evitar sufrimientos innecesarios… En definitiva: que nuestro discurso interior sea más asertivo, útil y efectivo.

 Analizando mi diálogo interno:

Los que me conocéis desde hace un tiempo seguramente intuiréis lo que os voy a aconsejar 😉  la mejor manera de analizar nuestro diálogo interno es escribirlo.

Diario de Pensamientos:

Para ello os invito a llevar un diario de pensamientos y emociones en el que escribir cada día nuestras preocupaciones, sentimientos, reflexiones, tomando nota de qué nos dijimos en determinadas situaciones y cómo hemos interpretado las cosas que nos sucedieron. Se trata de escuchar cómo pensamos y cómo nos contamos las cosas a nosotros mismos: lo bueno y lo malo, aquello por lo que estamos agradecidos, lo que disfrutamos, por lo que estamos orgullosos, y aquellos pensamientos que nos hacen sufrir, que nos causan malestar, dolor o penas.  Es interesante también ser consciente de lo que imaginamos: las imágenes mentales o películas que vienen a nuestra cabeza en determinadas situaciones.  

Reflexiona:

  • ¿Hay preocupaciones que se repitan constantemente? ¿cómo las expresas?
  • ¿Eres amable y asertivo contigo mismo? ¿Te hablas desde el cariño?
  • ¿Cómo es tu autocrítica y tu autoexigencia? ¿Cómo habla? (te recomiendo leer este artículo)
  • ¿Hay pensamientos negativos o creencias limitantes que te estén impidiendo avanzar? (para saber más sobre las creencias limitantes te invito a leer este artículo)

Autoobservarnos es la mejor manera de ser conscientes de determinadas dinámicas o formas de expresarnos que pueden estar causándonos malestar, bloqueándonos, o limitándonos. Para ello es muy útil llevar un registro. Escribirlo además nos da otra perspectiva. 

 

Cambiando nuestro diálogo interno:

 

Si deseamos una manera de hablarnos más útil y efectiva podemos tener en cuenta varios aspectos:

Trabajar la asertividad con nosotros mismos:

Ser asertivos es una habilidad que no solamente podemos aplicar en la comunicación con los demás, sino también con nosotros mismos: hablarnos de manera amable, respetuosa, teniendo en cuenta nuestros sentimientos. Podemos aplicar las estrategias de la comunicación asertiva en nuestro discurso interno. Puedes profundizar en técnicas de comunicación asertiva en este artículo y en este otro

Recuerda que el respeto es la base en toda relación: también en la relación contigo mismo, el autorespeto, la amabilidad y el cariño son fundamentales. Si has de regañarte por algo hazlo de manera asertiva y desde el cariño.  Recuerda:

  • Es mejor una sugerencia que una orden.
  • Es mejor una crítica productiva centrándose en aprender de un error y en buscar soluciones, que una crítica destructiva.
  • Felicitarte y darte ánimos es importante y gratificante.
  • Centrarnos en los hechos sin poner etiquetas o generalizar: es mejor “Esto no me ha salido bien” que “Soy un desastre”

 

Cambia tus expresiones por otras más efectivas:

Las palabras suelen estar asociadas a determinadas sensaciones, por ejemplo: los imperativos como “Tengo que…” parece casi como si pesaran en nuestra espalda, todo el peso de esa responsabilidad, de ese “tengo”.. y si acumulamos muchos, el peso se hace más y más grande generando agobio y estrés. Imagínate empezar el día repasando una lista inmensa de “Tengo que…” en tu mente (p.ej: Tengo que llevar a los niños al cole, estar en la reunión a tal hora, entregar hoy ese informe, ir a comprar al supermercado, ir al gimnasio, llamar a mi madre, preparar la cena…  y así una lista enorme) Es posible que si tu lista de cosas que “Tengo” que hacer es muy larga… solo con pensarlo ¡ya estés agotado!, y que incluso empieces agobiado, con sensación de prisa y estrés el día antes de empezar a hacer nada. ¿Qué podemos mejorar en este caso? Cambia los imperativos por condicionales o expresiones de acción directa.

  • En lugar de ” Hoy tengo que…” —- “Hoy voy a… ” / “Hoy me gustaría… ” / “Quiero…”

Fíjate qué diferente es decirnos: “hoy tengo que ir al gimnasio” y “hoy quiero ir al gimnasio” ¿ A que se siente diferente?

Otra cosa que podemos cambiar son los “No puedo…”, “No sirvo…”, “No me sale… “ estas expresiones implican que nos “rendimos”, lo damos por perdido. No ayudan a buscar soluciones de mejora a las dificultades, sino que nos invitan a abandonar el camino… Pero como hemos comentado en otras ocasiones: los fallos, el no saber cómo hacer las cosas, las caídas, todo eso forma parte del camino y parte del aprendizaje… La vida es un proceso que hemos de mirar a largo plazo, pequeños eventos forman parte de un camino más amplio.

Si me rindo a la primera frustración nunca alcanzaré a desarrollar mi mejor potencial, y a su vez: alcanzar mis potencialidades implica que en el camino cometeré errores, pues forman parte del aprendizaje. Recuérdate que estás en un camino más amplio, y en lugar de “no puedo” … ponle un “todavía” delante, o cámbialo por un “estoy aprendiendo a…” 

  • En lugar de “No puedo…” —– “Todavía no puedo…” / “Hoy no puedo…”
  • En lugar de “No consigo …” — “Estoy en camino de conseguir… “/ “Estoy practicando para …” /
  • En lugar de “No sé…” — “Estoy aprendiendo a… ” / “De momento no sé… “

Otra ayuda es preguntarnos por posibles soluciones añadiendo además un “¿Cómo podría?”

Por ejemplo:

  • Todavía no puedo hablar inglés con fluidez, ¿Cómo podría mejorar mi fluidez en el idioma?”
  • Estoy aprendiendo a cocinar sano, ¿Cómo podría aprender más recetas y tener más información sobre alimentación sana? “
  • Estoy practicando para conseguir hacer dominadas ¿Cómo podría mejorar mi fuerza y mi técnica? “

Teniendo en cuenta estos pequeños consejos puedes ir trabajando tu diálogo interno, detectando qué aspectos mejorar y poco a poco puedes ir poniéndolos en práctica.

 

Modifica la “Película” mental:

Muchas veces nuestra imaginación hace que nos montemos “películas negativas” que nos desmotivan o que nos hacen sentir mal: trabajar en ellas para modificarlas puede ser muy útil.

  • Por ejemplo: puede que el hecho de limpiar la casa te haga venir a la mente el esfuerzo de hacerlo… imaginándote todo patas para para arriba, a ti mismo agotado, el tiempo que te llevará… pero si nos imaginamos nuestro entorno limpio y ordenado y nuestra sensación de satisfacción, las emociones que nos genera esta imagen son muy diferentes, nos motivan a la acción.

Ante una película mental negativa o que te desmotive puedes:

  • Cambiar la temporalidad y pensar en los resultados o en el trabajo bien hecho (cómo me sentiré después de ir al gimnasio por ejemplo) 
  • Mirarlo desde otra perspectiva: cambia los colores, el ángulo, la distancia.. como si jugaras con esas imágenes mentales. Verlo de otra forma ayuda.
  • Por cada película negativa compensa con una positiva (ojo, no en plan “fantasía”, sino realista)