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jueves, 3 de junio de 2010

CANTO DE ARMÓNICOS



El canto de armónico es una técnica antigua que capacita a un cantante para producir dos o más sonidos simultáneamente con su voz. Aunque los orígenes de esta técnica están en parte velados en el misterio, las investigaciones recientes han revelado gran cantidad de información con respecto a los usos actuales de la técnica y cierta información con respecto a sus orígenes en diferentes partes del mundo.

El canto de armónicos como técnica y forma artística musical cultural o espiritual, se desarrolló en Mongolia, Sur de Siberia y Asia central, en Tíbet, y en Sudáfrica. También se utilizó en menor grado en Cerdeña, la única forma antigua de canto de armónicos europea que todavía se practica. Existen muchas teorías sobre si el canto de armónicos tuvo alguna vez un uso ritual y espiritual en ceremonias cabalísticas, en logias masónicas, en escuelas de misterio y en prácticas sufis. Ciertas teorías llegan incluso a decir que fue utilizado hace mucho tiempo por las civilizaciones de la Atlántida, el antiguo Egipto y los mayas de Centroamérica. Desgraciadamente existe escasa información en este sentido.

Los armónicos fueron descubiertos primero en Occidente por Pitágoras hace unos 2.600 años. El famoso filósofo y matemático griego era también un maestro de la música, y junto con sus estudiantes pasó años estudiando el sonido y la vibración. Encontró, después de estudiar el monocordio, instrumento de una sola cuerda, que todos los sonidos estaban compuestos de vibraciones o frecuencias múltiples, no sólo de una, como nuestros oídos generalmente perciben.


Casi del mismo modo en que la luz blanca está compuesta de un amplio espectro de colores, que se vuelve visible cuando la luz es refractada por un prisma, el sonido también puede ser refractado de modo que sus partes constituyentes puedan percibirse. Al igual que el arco iris está compuesto de los colores que el ojo humano ve como luz blanca, los armónicos son los colores del sonido.


Estos armónicos, que normalmente pasan inadvertidos, son, en realidad, de vital importancia para todos los seres humanos, y permiten que diferenciemos entre un sonido y otro. Es la riqueza de los armónicos en ciertas partes del espectro infinito del sonido lo que nos ayuda a establecer la diferencia entre un instrumento musical y otro, aún cuando ambos ejecuten la misma nota musical.

Nuestro cerebro puede decir inmediatamente si cierta nota se halla interpretada por una flauta, por una guitarra o por un piano. Si se filtran los armónicos, nos volvemos incapaces de distinguir entre estos instrumentos.


La voz humana es el más rico instrumento musical en los armónicos, debido a nuestra capacidad para hacer el más minúsculo de los ajustes posible, afinando así la voz más allá de la capacidad de la mayoría de los instrumentos musicales.


La mayor parte de los estudiantes de música y de los músicos aprenden la teoría de los armónicos, y algunos son incluso capaces de producir armónicos con sus instrumentos. La guitarra producirá armónicos cuando se rasgan sus cuerdas mientras que el dedo de la otra mano regula las cuerdas a lo largo de uno de los trastes.


Una flauta, un saxofón u otro instrumento de viento a menudo pueden producir un armónico cuando se sobre-sopla, es decir, cuando se aplica demasiada presión de aire, el sonido saltará un a una octava más alta completa, o más. El bajo es tal vez el más conocido productor de armónicos en la música moderna amplificada.



Jaco Pastorius, que tocaba el bajo en el grupo de jazz vanguardista Wheather Report, interpretaba todas las melodías usando sólo las armonías más altas de los tonos de su bajo, como en la canción “Portrait of Tracy”.

Son los armónicos de la voz humana, sin embargo, los más interesantes, mágicos y místicos para escuchar.


El cantante produce un sencillo y potente zumbido, y entonces, a través de diversas técnicas, convierte toda la parte superior de su cuerpo en una caja de resonancia vibrante. Al utilizar el cráneo, los conductos nasales, la faringe, el pecho, el abdomen, y el diafragma, así como todas las partes de la boca: lengua, labios, paladar, velo del paladar, glotis y epiglotis, mejillas y mandíbula, el cantante comienza a canalizar el sonido de forma diferente a como lo hace un cantante según las técnicas “normales” de canto.


El sonido que sigue debe oírse para creerse, de hecho, mucha gente no cree al principio lo que están oyendo: un sonido claro, bello y aflautado que aparece sobre la voz del cantante. Un cantante de armónicos instruido es capaz de cantar de arriba abajo la Escala Armónica, alcanzando, en el caso de un cantante con una voz profunda, hasta el armónico 16 o incluso más alto.


Estos armónicos siguen una secuencia aritmética fija, y siempre se conforman con el mismo principio. Si el cantante canta una nota con la frecuencia de 100Hz (ciclos por segundo), el primer armónico vibrará a 200Hz, el segundo a 300Hz, el tercero a 400Hz, etc. Esto es lo que Pitágoras halló al dividir la cuerda de su monocordio en partes iguales.

La escala armónica dentro de cada nota musical es infinita, aunque nosotros sólo podemos oír y producir de forma audible las primeras 5 octavas más o menos, y esto sólo en el caso de un cantante de armónicos experto.


Aunque los armónicos se pueden aislar y amplificar de uno en uno por un buen cantante de armónicos, es importante darse cuenta de que todos y cada uno de nosotros tenemos estos mismos armónicos en nuestras propias voces todo el tiempo, sólo que están ocultos, como el arco iris tiene dentro la luz blanca.


Una vez que uno ha aprendido a seguir los de movimientos de boca, y produce un buen zumbido fuerte, el resto es realmente bastante fácil. La mayoría puede aprender a cantar algunos armónicos en sólo unas cuantas horas, pero es necesario practicar un poco para poder escuchar los armónicos de uno mismo, y después, lentamente, aumentar su volumen.


Una vez que uno ha dominado la escala y es capaz de cantar de arriba abajo la serie de armónicos, el siguiente paso es ser capaz de seleccionar tu armónico predilecto, de modo que se pueda componer o improvisar una melodía. La mayoría puede hacer esto en unos cuantos meses desde que aprende la técnica, aunque he enseñado a mucha gente que ha sido capaz de improvisar en sólo unas cuantas semanas. Puede ser tan fácil e inconsciente como silbar. Los resultados dependen de cuánto se practique.


Una vez que uno sea capaz de cantar claramente la escala e improvisar (casi del mismo modo en que mucha gente silba canciones improvisadas, compuestas según les van saliendo), el siguiente nivel de cantar armónicos, practicado principalmente en Occidente, supone cambiar el tono fundamental de la voz, más que sostener un solo zumbido.


Un cantante es entonces capaz de crear una línea melódica con la voz, y una segunda melodía aflautada sobre la voz, en esencia un auto-acompañamiento. Los ragas hindúes y los cantos gregorianos son formas musicales que se prestan fácilmente a este estilo de cantar armónicos. Mientras que esto se admira como una realización lograda por unas pocas personas, puede servir también para perder el efecto profundamente meditativo y espiritual de la música.



Cambiar el tono fundamental y el armónico es, por su propia naturaleza, un ejercicio más mental e intelectual, que requiere una concentración intensa, y la música resultante puede vestirse de su poderoso y habitual efecto de inducir al trance. Es también extremadamente difícil cantar desde el corazón cuando todo tiene que pasar primero a través del intelecto.


Uno de los aspectos más curativos, meditativos y espirituales del canto de armónicos es el zumbido fundamental: la invariable nota base o nota raíz desde la que arrancan los armónicos.

Un zumbido inalterable es la base de la mayoría de la música hindú, y ciertos instrumentos se han diseñado en la India y se han utilizado durante milenios con este fin, tal como el armonio simple o caja shruti y el Tampura.

Un zumbido fundamental es también la base para el canto de armónicos mongol (llamado khöömii) y muchas otras formas del canto de armónicos.

Otros instrumentos de zumbido ricos en armónicos son el didgeridoo de los aborígenes australianos, la lira de boca (la lira del judío o guimbarda) y el armónico arco de boca (conocido como berimbao en Sudamérica, y como uhadi o umrubhe en África meridional, donde se originó).


Es importante para nosotros darse cuenta de que, mientras que los armónicos representan las divisiones naturales de una nota musical, los occidentales hemos adoptado en una época más reciente un sistema musical que es antinatural. Nosotros hemos escogido dividir la octava (de “oct” que significa ocho) en doce semitonos. Así es como está diseñado el piano, la base de toda la música occidental. Johann Sebastian Bach, en el año 1691 eligió utilizar este sistema, que fue adoptado rápidamente como el sistema estándar en Occidente.

Los instrumentos antiguos mencionados tienen sobre todo una cosa en común: cuando se tocan, producen las notas de la escala natural de armónicos.

El piano, y los instrumentos occidentales más modernos producen una escala que, aunque matemáticamente es comprensible, no se adapta precisamente a las leyes naturales de los armónicos. Esta afinación se llama “temperamento”. Esto nos ha permitido crear música clásica para orquestas enormes, y música de una complejidad cada vez mayor, mientras que al mismo tiempo nos ha impedido resonar en armonía con la bella simplicidad de la creación y la escala natural de armónicos. Esta es una de las razones por las que nos sentimos musicalmente “perdidos” y buscando siempre algo que no podemos definir.


publicado: por www.aulaactual.com/especiales/serie.htm

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