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viernes, 28 de mayo de 2010

SONIDOS ANCESTRALES




Sonido: es un movimiento vibratorio de partículas y de objetos.



Es una energía que se encuentra en toda la naturaleza, en todo el universo.



La energía del sonido como una fuerza universal, invisible y atemporal es capaz de producir todo un tipo de cambios en el ámbito de la materia y de la no materia.



Desde los orígenes del ser humano se han utilizado los sonidos musicales de una manera natural terapéutica, desde el sonido del tambor y el canto de un chaman, hasta sistemas de frecuencias sonoras.

El poder de la música como productora de respuestas emocionales está registrado en la historia de la humanidad.



La música traspasa los sistemas lógicos analíticos de la mente y se contacta directamente con el sentir y las pasiones en lo más profundo de la memoria y la imaginación, provocando reacciones físicas pero respetando la integridad del ser humano ya que es moralmente neutra. Como una fuerza poderosa puede desde su abuso, molestar, desorientar, hacer daño e incluso matar. El respeto a la vida y el sentido moral son dos puntos indispensables para hacer uso adecuado de ella.



La música curativa depende de la pureza, la estabilidad y el alma de quien la ejecuta.



MUSICA TERAPÉUTICA



Tres protagonistas básicamente comprenden este sistema: ejecutante, instrumento y receptos, unidos en un solos código: El Amor.



“Hacer sonar juntos las verdad es la creación”



Hoy nos encontramos con pistas falsas y desengaños a causa de músicas elitistas y trivialidades comerciales. Sin embargo, la música como una fuerza elevada sigue su camino de sanación.



Debemos apuntar a redescubrir el significado de la vida apoyándonos en nuestras experiencias directas.



Nuestra humanidad posee el convencimiento intuitivo de que la vida es sagrada. Una parte del todo es el todo, nuestro proceso de armonización conlleva la armonización planetaria.



Nuestra vida está repleta de sonidos que se oyen, que no se oyen, extraños y familiares, suaves y enérgicos, inquietantes y agradables.



El sonido es movimiento (movimiento vibratorio, oscilación de objetos).



La música, como movimientos exterior e interior, produce en la estructura molecular del ser humano cambios por simpatía. Esta vibración no solo es recibida por el oído y transmitida por el sistema nervioso sino que también de extiende a la totalidad del cuerpo humano (debido a su alto contenido de líquido), conformando un gran objeto de resonancia. Al recibir dicha energía en toda su extensión, se obtiene una respuesta desde el corazón (capacidad emotiva del alma).

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Me es muy grato recibir tus comentarios. Gracias Gloria Morelli