La Metafísica, somos lo que pensamos
¿Qué es la Metafísica?
La Metafísica, se define como lo que está mas allá de lo físico, es el estudio de lo abstracto del Ser y de Dios, en su dualidad positiva y negativa, estudia lo que corresponde de Divino al Ser, y a Dios convertido en el Ser, la importancia de su confluencia, entender que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, más no por su carne, no por la piel o el tejido óseo, sino por su energía, que proviene de Dios.
Metafísica, es una ciencia perteneciente a la Filosofía, y a su vez, comprende dos grandes ramas, la 1ª., es la Ontología, que es el estudio del Ser y la 2ª., es la Teología, que es el estudio de Dios.
Cuando estudiamos Metafísica, por tanto, somos estudiosos científicos de una rama filosófica y vamos a tratar lo relativo, al Ser, en su forma abstracta, no física, en cuanto lo relacionado al pensamiento, mente, sentimientos, emociones, deseos , energía y el espíritu, así como lo relacionado a lo que lo motiva y alienta y también, que lo deprime y entristece y como mejorar todas éstas condiciones; también trataremos sobre lo negativo del Ser, sus odios, culpas, adicciones, temores, egoísmo, rencores, envidias, para poderlo superar.
Aprenderemos a establecer un equilibrio, una armonía, el balance de nuestras energías, para poder llevar una vida digna, y encaminarnos a una evolución espiritual que por ende, nos mejorará físicamente, pues al tener un espíritu sano, con una mente sana, emociones , sentimientos y pensamientos positivos, nuestro cuerpo se libera de enfermedades, dolencias y todo lo que minimiza al organismo en general.
Aprenderemos a quitarnos todo lo que no deseamos, aceptarnos a nosotros mismos y a los que nos rodean, nuestros seres queridos, nuestra pareja; a amarse y entenderse a uno mismo, para poder entender y amar a los demás, a perdonarnos y a perdonar a quienes en alguna forma nos han dañado. Historia del Concepto
El término metafísica proviene de una obra de Aristóteles compuesta por catorce libros (rollos de papiro), independientes entre sí, que se ocupan de diversos temas generales de la filosofía. Estos libros son de carácter esotérico, es decir, Aristóteles nunca los concibió para la publicación. Por el contrario, son un conjunto de apuntes o notas personales sobre temas que pudo haber tratado en clases o en otros libros sistemáticos. El peripatético Andrónico de Rodas (siglo I a. C.) al sacar la primera edición de las obras de Aristóteles ordenó estos libros detrás de los ocho libros sobre física (tà metà tà physiká). De allí surgió el concepto de "metafísica", que en realidad significa: aquello que en el estante está después de la física, pero que también de manera didáctica significa: aquello que sigue a las explicaciones sobre la naturaleza o lo que viene después de la física, entendiendo física en su acepción antigua que se refería al estudio de la physis, es decir, de la naturaleza y sus fenómenos, no limitados al plano material necesariamente.
En la Antigüedad la palabra metafísica no denotaba una disciplina particular concerniente al interior de la filosofía, sino el compendio de rollos de Aristóteles ya mencionado. Sólo es a partir del siglo XIII que la metafísica pasa a ser una disciplina filosófica especial que tiene como objeto el ente en cuanto ente. Es hacia ese siglo cuando el conocimiento de las teorías aristotélicas se comienza a conocer en el Occidente latino gracias al influjo de pensadores árabes como Avicena y Averroes.
A partir de entonces la metafísica pasa a ser la más alta disciplina filosófica, y así hasta la Edad Moderna. Con el tiempo la palabra "metafísica" adquirió el significado de "difícil" o "sutil" y en algunas circunstancias se utiliza con un carácter peyorativo, pasando a significar especulativo, dudoso o no científico. En este sentido, también la metafísica es considerada como un modo de reflexionar con demasiada sutileza en cualquier materia que discurriese entre lo oscuro y difícil de comprender. Objeto de la Metafísica
Conviene hacer aquí una distinción, que nos será de utilidad, entre el objeto formal y el objeto material de la metafísica. El segundo es un sujeto-materia (todas las cosas), y el primero es el aspecto de este objeto material, considerado por la metafísica; a saber, el aspecto del ser; tal es el punto de vista metafísico, como distinto del de cualquier otra ciencia. La metafísica es la ciencia que estudia la totalidad de las cosas bajo el aspecto y desde el punto de vista del ser: ¿Qué es esto?, ¿De qué está hecho?, ¿Para qué es?, ¿Qué es lo que lo ha hecho llegar a hacer?. Es útil tener presente cuando los niños alcanzan el uso de razón, siempre muestran una inclinación metafísica, porque formulan preguntas sobre el Ser de las cosas: ¿Qué es esto, para qué es?...La primera tendencia del Ser Humano es la de buscar el Ser de las cosas, porque el objeto natural de la inteligencia es el Ser. Esta es la razón por la cual la metafísica es la ciencia natural del hombre, la ciencia humana, la más congénita a la inteligencia. También es ésta la razón por la cual, si la metafísica es rechazada, olvidada o despreciada, algo necesariamente debe fallar en alguna parte: en la moral, en las costumbres, en el acercamiento a la vida...El Catecismo de la doctrina está repleto de metafísica desde el principio hasta el fin. Nuestra religión cristiana nos da la explicación última de cualquier cosa que concierna al propósito de la vida humana, a Dios y a la moralidad. Todo ello se halla exhaustivamente explicado por ella, ya que es eminentemente metafísica. La simplicidad y profundidad de la fe cristiana (sobrenatural) es acompañada por la simplicidad y profundidad de la metafísica (natural). El Ente Es Analógico
El término "ente" es aplicado a todas las realidades, pero en el mismo sentido y en parte en un sentido diferente. Este niño es un ente, esta mesa es un ente, Dios es un ente. ¿Quiere esto decir que el niño, la mesa y Dios son exactamente lo mismo? Evidentemente no: son muy diferentes el uno del otro; pero es cierto que cada uno de ellos es un ente. Esto es muy revelador. El "ser" conviene a numerosas realidades parcialmente en un mismo sentido, porque todas ellas son entes y, parcialmente, en un sentido diferente, porque el ser de la mesa es completamente distinto del ser del niño, el ser de una buena acción es completamente diferente del ser de una mala acción. Esta característica del ente es llamada la analogía del ente. Cuando una palabra es aplicada a muchas cosas siempre con el mismo sentido, se llama unívoca. Por ejemplo, cuando decimos que Pedro es un hombre y Juan es un hombre, estamos usando la palabra "hombre" exactamente en el mismo sentido: la "humanidad" de Pedro es la misma que la "humanidad" de Juan; difieren éstos en sus características individuales, pero en lo que concierne a su humanidad son idénticos. Si un término, por otra parte, tiene a veces un significado y otras veces uno completamente distinto, se denomina equívoco: así, por ejemplo, "tabla" puede significar una pieza de madera o la tabla de materias de un libro. Ahora bien, existen palabras que no son ni unívocas ni equívocas, porque, cuando son aplicadas, lo son parcialmente en el mismo sentido, y parcialmente, en sentido diferente. No pueden ser llamadas equívocas, pues su significado es similar. Pero tampoco pueden llamarse unívocas, ya que su sentido cambia en cierto modo. Por ejemplo, el término "alegre" puede convenir a una sonrisa, aun pensamiento, a un paisaje, a un color, pero, en parte, en el mismo sentido y, en parte, en sentidos distintos.
Este tipo de términos es llamado "analógico", a partir del término griego que significa "proporción": los sujetos a los cuales conviene son iguales entre sí, pero sólo de forma proporcionada: La "alegría" del paisaje es al paisaje lo que la "alegría"" de la sonrisa es a la sonrisa; pero no son idénticas. Y el "ente" es el más analógico de todos los términos. En particular, predicamos el ser de dos tipos de ente, dos tipos de realidades en los cuales podemos clasificar a los entes ¿Cuáles son, entonces, las clasificaciones últimas o categorías de los entes? Como ya hemos observado, lo primero que advertimos cuando contemplamos la realidad es el cambio; y después que no hay cambio sin algo que cambie. El cambio no puede existir solo y por sí mismo: es algo que no cambia, inherente y perteneciente a la cosa. Denominamos a lo que cambia el accidente y a lo que permanece a través del cambio sustancia. Los accidentes no existen en sí mismos: aquello que soporta los accidentes es la sustancia. Es ésta, así, la clasificación última del ente: podemos decir que el ente es o sustancia o accidente. Y cuando predicamos el "ser" de ambos, ¿lo hacemos acaso en idéntico sentido en los dos casos? No, porque el ser de sustancia es un ser en sí y por sí, mientras que el ser del accidentes es un ser de la sustancia o en la sustancia. Es en parte el mismo y en parte distinto, pues la sustancia es "en sí" y el accidente es "en la sustancia". Ambos existen, pero de modo diferente. Es aquí donde mejor se percibe la analogía del ente. Importancia de la metafísica para la teología
Como hemos visto, la metafísica es indispensable no sólo para la teología natural, sino también para la teología sobrenatural, porque sólo una filosofía de la realidad, del ser, es capaz de admitir científicamente la verdad de la fe tal como es, es decir, como una realidad sobrenatural. En otras palabras, la fe es una realidad sobrenatural: por tanto, solamente una filosofía que se ocupa de la realidad puede aceptar científicamente la fe y hacerse teología. Es en realidad de ser, del acto de ser, del ser de las cosas, donde, en cierto modo, hallamos un suelo común, un punto de encuentro en todas las cosas como una participación. Dios es la plenitud de ser; las cosas toman parte del ser.
La filosofía recibe la fe e, iluminada por la fe, se desarrolla convirtiéndose en teología, la cual es la más profunda comprensión de la revelación. ¿Qué es la fe? , dos cosas: lo que Dios revela, y nuestro acto de creer en ello. Y, ¿Qué es la teología?, la mejor comprensión por nuestra parte de lo que Dios nos ha revelado. ¿Cómo podemos comprender mejor las cosas que Dios nos ha revelado? Entre otros medios, con la ayuda de la metafísica. ¿Por qué? Porque la metafísica se dirige de forma ultimísima a lo divino como tal: es la base común de los hombres con lo divino. Esta es la razón común de los hombres con lo divino. Esta es la razón común de los hombres con lo divino. Esta es la razón por la cual, como dijimos, el catecismo de la doctrina cristiana está repleto de metafísica: la mayor parte de las cuestiones tratadas por éste poseen implicaciones metafísicas. El proceso de la teología arranca de la fe, pero la filosofía es el instrumento de la teología, y, muy particularmente lo es la metafísica del ser, que no es una metafísica del "pensamiento " o de la "idea". La metafísica del ser abastece a la teología de las nociones básicas necesarias para comprender el contenido de la revelación en la medida en que esto es posible para la mente humana: nociones como sustancia, accidente, causalidad, subsistencia, naturaleza, persona, etc.
Fuente: la web
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