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viernes, 13 de marzo de 2015

YOGA: Practicar evitando lesiones



El Yoga es considerado una de las mejores actividades para la terapia física y la recuperación de la salud. Las posturas de Yoga nos ayudan a movilizar todo nuestro cuerpo y activar nuestra energía, nos equilibran mental y emocionalmente.

Sin embargo, como cualquier práctica física, podemos sufrir graves lesiones practicando Yoga si no realizamos la actividad a conciencia. Lamentablemente, hoy en día es muy común oír que las personas se lesionan durante la práctica del Yoga, lo cual es una verdadera pena.
Hay varios aspectos que podemos tener en cuenta para evitar lesionarnos durante la práctica del Yoga. Si recién te estás introduciendo en el mundo del Yoga, o llevas un tiempo de práctica y quieres prevenir posibles lesiones, aquí va una lista de 5 sugerencias que pueden ayudarte en el camino.

1- El ego queda registrado en la puerta de entrada

Todos sentimos la tentación de ver cómo la persona que tenemos al lado está realizando la clase, hasta dónde llega en determinada postura, cuánto levanta la pierna... etc. Entonces nos sentimos impulsados a exceder nuestros límites, en un sutil intento de competencia para ver si podemos hacerlo mejor.

La única persona con la que competimos en la clase es con nosotros mismos. Aprendemos a escuchar a nuestro cuerpo y, si practicamos asiduamente, con perseverancia y disciplina, seguramente con el pasar del tiempo comenzaremos a vencer nuestros límites.
La clase de Yoga es un momento especial para la conexión interna. Es por eso que dejar la mochila del ego y la competencia en la puerta, antes de empezar la práctica, puede redituarnos en más de un aspecto durante toda la práctica.


2- La práctica debe ser equilibrada

Es importante ante cualquier actividad física, mantener un balance no sólo entre los músculos trabajados, practicando en variedad, sino también compensar el trabajo de fuerza/flexibilidad realizado, para no generar desbalances en nuestro cuerpo físico/energético.

Es normal sentirse tentado a practicar más las cosas que nos salen bien o nos resultan fáciles, pero son las cosas que nos cuesta hacer las que nos están marcando dónde está el desbalance en nuestro cuerpo, y dónde tenemos que poner el énfasis. Todas las partes de nuestro cuerpo son importantes, y deben recibir el mismo grado de atención.

3- Prepararse para la actividad

Es buena idea antes de comenzar la práctica, tomarse unos minutos para prepararnos física y mentalmente. Unas cuantas respiraciones con los ojos cerrados, pasando la atención al interior del cuerpo y aquietando la mente, me ayudarán a concentrarme en el futuro trabajo.

Para la parte física, puedo comenzar con algunas asanas de precalentamiento, como Carpa, Cigüeña, Sol, o movilizando piernas, brazos y columna vertebral. Esto preparará a mi cuerpo para la actividad, evitando lesiones por exigir a los músculos y articulaciones que se hallan tensos o fríos.



4- Incrementar la concentración durante las series dinámicas

Irónicamente, es mucho más usual lesionarnos durante las series repetitivas o dinámicas que ya conocemos, que cuando realizamos una nueva práctica. Esto sucede debido a que solemos dejar de prestar tanta atención y nos automatizamos ante lo conocido.

Con mucha voluntad y disciplina en la práctica, deberé mantenerme muy presente a lo largo de todas las repeticiones para no confiarme de que estoy haciendo todo bien aún si no presto tanta atención a los ejercicios. En el momento en el que me puse en modo “automático” y removí mi consciencia del momento presente, dejé de hacer Yoga.

También es preferible hacer menos repeticiones con una correcta ejecución, que exigirme más haciendo las cosas a medias. Los resultados serán mejores tanto para mi cuerpo como para mi mente.

5- Sé el mejor amigo de tu cuerpo

Nuestro cuerpo es una extensión de nuestra consciencia y nuestra mente y nos habla constantemente. El cuerpo conoce perfectamente sus propios límites y nos los hace saber sin demora, la cuestión recae en ver si estamos ahí para escucharlo cuando envía sus mensajes.

Si bien hay asanas de fuerza en la que tensamos los músculos, o hay posturas de Yoga que nos resultan más dificultosas, la idea de mantener una postura es poder relajarse y respirara adecuadamente en la misma. Aprenderemos a escuchar los límites de nuestro cuerpo en cuanto a fuerza, resistencia y flexibilidad, y nunca llegaremos al punto extremo.

Podemos mantener un nivel de exigencia que nos resulte un reto, sin llegar al punto límite de causar más daño que beneficio por pretender más de lo que nuestro cuerpo puede dar en este momento dado. Si realizamos bien la práctica, con el avanzar de las clases de Yoga, nuestro punto límite estará cada vez más lejano en la línea del horizonte.

Cuando utilizamos la práctica del Yoga para ganar más consciencia sobre nosotros mismos, los beneficios trascienden la clase, extendiéndose a la manera en la que nos desenvolvemos día a día y mejorando todos los aspectos de nuestra vida.


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