Cómo afecta el enojo y el estrés al cuerpo
Lo más fuerte es la cantidad de hormonas y neurotransmisores que se segregan (cerca de una docena: adrenalina, cortisol, insulina, etc.): la famosa “mala sangre”. Y es peor cuando estamos continuamente en ese estado, porque el estrés (la ansiedad y el enojo están ligados a él) agudo y circunstancial es algo que el cuerpo puede manejar, pero se vuelve incontrolable cuando es constante. Muchas enfermedades provienen de esta situación: ataques cardíacos, diabetes, colesterol alto, trastornos del sueño, de la digestión y del sistema inmunológico, ataques de ansiedad y de pánico, y un largo etcétera.
En una sociedad con altos grados de exigencia, cambios y riesgos, estamos expuestos a estresarnos incesantemente, por lo que es fundamental aprender a controlar este mecanismo, manejando las emociones. Es preciso estar centrados, anclados en la Tierra y la Luz, sin perdernos de nosotros mismos. Aunque no nos demos cuenta, el paradigma que sostenemos (el mundo como peligroso o la vida como una lucha, por ejemplo) influyen mucho en lo que percibimos y actuamos. Revisemos nuestros pensamientos y transformemos los que no nos ayudan. Un mundo amable y sincrónico es también posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me es muy grato recibir tus comentarios. Gracias Gloria Morelli