El escaneo corporal
extraído de Coming To Our Senses por Jon Kabat-Zinn
Se ha comprobado que el escaneo corporal es una forma de meditación extremadamente poderosa y
sanadora. Es la base de las prácticas en el entrenamiento de Reducción de estrés basado en mindfulness,
MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction). Conlleva hacer un recorrido sistemático del cuerpo con la mente, llevando la atención con interés, afecto y apertura a todas sus partes. Usualmente empezamos por los dedos del pie izquierdo y después nos movemos a través de todo el pie– la planta del pie, el talón, el empeine– subimos por la pierna izquierda, pasando por el tobillo, la canilla y la pantorrilla, la rodilla y la
rótula, el muslo completo en su superficie y profundidad, la ingle y la cadera izquierda. Luego vamos a los
dedos del pie derecho, a todas las partes del pie, seguimos con la pierna derecha del mismo modo que la
pierna izquierda. Desde ahí, la atención se mueve lenta y sucesivamente a toda la parte pélvica, incluyendo
las caderas de nuevo, las nalgas y los genitales; la zona lumbar, el abdomen, y después el torso superior –
la parte alta de la espalda, el tórax y las costillas, el pecho, el corazón, los pulmones; las venas y arterias
principales alojadas en la caja torácica; los omóplatos flotando en la parte trasera de la caja torácica, hasta
las clavículas y los hombros. De los hombros, pasamos a los brazos, a menudo hacemos ambos al mismo
tiempo, empezamos por las puntas de los dedos y nos movemos sucesivamente por los dedos, las palmas
de las manos y su reverso, las muñecas, los antebrazos, los codos, la parte superior de los brazos, las axilas
y los hombros de nuevo. Luego pasamos al cuello y garganta, y terminamos con la cara y la cabeza…
Cuando practicamos el escaneo corporal, movemos nuestra atención sistemática e intencionalmente a lo
largo del cuerpo, atendiendo a las diversas sensaciones en las diferentes partes. El hecho de poder prestar
atención a estas sensaciones corporales es realmente extraordinario. Que podamos hacerlo a voluntad, ya
sea impulsivamente o en un modo más sistemático y disciplinado lo es aún más. Sin mover un músculo,
podemos poner nuestra mente en cualquier parte del cuerpo que elijamos, sentir y ser conscientes de
cualquier sensación presente en ese momento.
Prácticamente, podríamos describir lo que hacemos durante un escaneo corporal como sintonizar con o
abrirnos a esas sensaciones, permitiéndonos ser conscientes de lo que ya está ocurriendo, la mayoría de lo
cual ignoramos normalmente porque es tan obvio, tan mundano, tan familiar que casi no nos damos cuenta
de que está ahí o, mejor dicho, aquí. Y por cierto, del mismo modo podemos decir que la mayor parte del
tiempo en nuestras vidas no nos damos cuenta de que estamos ahí, quiero decir aquí, percibiendo el cuerpo,
en el cuerpo, del cuerpo… las palabras, de hecho, no hacen justicia a la esencia de la experiencia. Cuando
hablamos sobre ello, como ya hemos observado, el lenguaje en sí nos obliga a hablar de un yo separado
que “tiene” un cuerpo. Terminamos sonando irremediablemente dualistas.
Sin embargo, en cierto modo, hay un yo separado que “tiene” un cuerpo, o por lo menos, hay una fuerte
impresión de que tal fuera el caso, y nos referimos a esto como el nivel de la realidad convencional, lo
relativo, el nivel de las apariencias. En el dominio de la realidad relativa, está el cuerpo y sus sensaciones
(objeto), y está el que percibe las sensaciones (sujeto). Aparentan estar separados y ser diferentes.
Hay momentos de pura percepción que surgen a veces en la práctica de la meditación, y a veces en
momentos muy especiales de la vida. Sin embargo, esos momentos son potencialmente accesibles en todo
momento, ya que son atributos de la consciencia en sí misma. Al percibir se unifica el aparente sujeto con
el aparente objeto en la experiencia en sí misma. Sujeto y objeto se disuelven en la consciencia. La
consciencia es mayor que la sensación. Tiene vida propia separada de la vida del cuerpo y, a su vez, es
íntimamente dependiente de ella.
La consciencia, sin embargo, está completamente despojada cuando no tiene un cuerpo completo con el
que trabajar debido a enfermedad o lesión en el sistema nervioso. El sistema nervioso intacto nos provee
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