Buscar este blog

jueves, 5 de septiembre de 2013

MÁSCARA: Diluir el EGO

Sacarnos la máscara
Desde chicos vamos acomodando nuestra manera de mover nuestro cuerpo, de pensar, de sentir, de manera tal que nos acomodemos al lugar en el que vivimos, a la gente que nos rodea, a la ciudad a la que pertenecemos, al país en que habitamos. A nuestro colegio, nuestros maestros, nuestros amigos, nuestros hermanos, nuestros padres.

Lo hacemos porque necesitamos insertarnos en una sociedad, ya sea familiar, educativa, social, laboral, etc.Y así vamos por la vida, creando hábitos que nos permitan ser aceptados, alagados, ensalzados…a veces….hasta queridos.

Sentimos que si nos comportamos como el otro desea y cubrimos sus expectativas, nos van a querer y apreciar más. Un trueque bastante condicionante y peligroso que nos puede llevar parte de nuestra existencia revertirlo.

Las grandes religiones y filosofías hablan de este tema y nos proponen “aliviar el sufrimiento”. Este sufrimiento se debe a la “ignorancia.”

No estamos hablando de ignorancia intelectual o académica. Nos referimos a ver la realidad teñida de condicionamientos, de patrones adquiridos desde que nacimos. Modos de pensar y actuar que vimos en nuestros padres, maestros, profesores, amigos.


Tony de Melo( S.J hindú) titula uno de sus Sadhanas (Ejercicios) “Redescubrir la Vida”. Vendría a ser un “reload”, algo así como “matrix recargado”. Esto no quiere decir que debemos tirar todo por la borda. Hay cosas que nos han sido muy útiles para sobrevivir, convivir, estudiar, trabajar. Pero un día, con suerte, nos damos cuenta que estamos sufriendo, que realmente la estamos pasando mal, por circunstancias exógenas pero también endógenas, mucho más sutiles. Es que para acomodarnos al mundo y ser exitosos, aceptados, reconocidos, nos vamos convirtiendo en alguien que no somos. Y, nos alejamos tanto de nuestra esencia, que el cuerpo, el alma, dice basta y enfermamos, física, mental o psicológicamente.Obviamente existen las pestes, las guerras y toda clase de malarias y fenómenos naturales que nos acechan, los cuales son inevitables e incontrolables y que no vamos a incluir en este rubro.

Nuestro verdadero ser encriptado, no puede respirar, no puede florecer, no puede actuar y nos pide a gritos, manifestándose de maneras diferentes para que nos conectemos con él, que volvamos a ser UNO MISMO. Hacer nuestro Ego más poroso, aplacarlo, diluirlo. No es tarea fácil ya que su máscara nos ha servido de mucho. Por un largo tiempo nos ha protegido, nos ha hecho fuertes, poderosos. Nos ha dado satisfacciones, éxitos, poder. Pero llega un momento que debemos transitar ciertas situaciones en las cuales todos esos atributos ya no nos sirven. Necesitamos sacarnos la máscara que nos ha acompañado por tanto tiempo. Y llega el momento del gran dilema. ¿Dejar de ser quién soy? Si abandono mi ego…¿qué me queda? Si pierdo mi identificación….desaparezco? Es el vacío, la nada misma.

Ese salto al vacío, me da miedo a lo desconocido. Pienso, al menos, que esta persona con la cual me identifico, al menos la conozco y, mal o bien, me he habituado a ella.

Quitarme la máscara es un salto a la libertad. Ya no tengo que rendir cuentas a nadie. Ya no tengo que agradar ni satisfacer a nadie. Ya no tengo que esforzarme y dejar de ser quien realmente soy para ser querido. Este proceso trae consigo un sensación de expansión, de liberación, donde creamos un espacio infinito que nos permite crear el nido adecuado para desarrollar nuestras fortalezas, nuestro verdadero potencial. Nos da la posibilidad de “sentarnos frente al espejo” y ver nuestras debilidades sin miedo para poder lograr esa alquimia que nos permite la transformación hacia una vida mejor.

Este proceso de liberación interior requiere valor, esfuerzo, humildad y “FE”. No me refiero a la fe desde el punto de vista religioso, sino de tener “la plena convicción de que estoy en el camino correcto” (Sutras C.1, S20). Esto requiere un trabajo personal exhaustivo, constante, disciplinado, pero sobre todo silencio y autoreflexión. El Camino no es sólo UNO,…cada cosa para cada quién….Pero es un camino de ida.

Sacarnos la máscara, ser lo que realmente somos, conectarnos con nuestra esencia, sin condicionamientos, sin improntas adquiridas. Nadie nos dice que es fácil, pero es posible.

Nos dice el cantautor catalán Juan Manuel Serrat:
…”y no es prudente ir camuflado eternamente por ahí, ni por estar junto a tí, ni para ir a ningún lado”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me es muy grato recibir tus comentarios. Gracias Gloria Morelli