De hecho, hay ocasiones en las que ignorar es una cuestión de salud mental porque hay actitudes que pueden llegar a desestabilizarnos o nos obstaculizan tanto que nos impiden avanzar y alcanzar nuestro potencial. Darnos cuenta de que estamos alimentando relaciones tóxicas, donde nosotros mismos somos los principales perjudicados, es el primer paso para salir de la tela de araña en la que nos hemos metido.
Ignorar es un arte. Se cuenta que en una ocasión, un hombre se acercó a Buda y, sin decir palabra, le escupió a la cara. Sus discípulos se enfurecieron. Ananda, el discípulo más cercano, le pidió a Buda:– ¡Dame permiso para darle su merecido a este hombre!
Y Buda se limpió la cara con serenidad y le respondió a Ananda:
– No. Yo hablaré con él. uniendo las palmas de sus manos en señal de reverencia, le dijo al hombre:
– Gracias. Con tu gesto me has permitido comprobar que la ira me ha abandonado. Te estoy tremendamente agradecido. Tu gesto también ha demostrado que a Ananda y a los otros discípulos todavía pueden invadirle la ira. ¡Muchas gracias! ¡Te estamos muy agradecidos!
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