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miércoles, 11 de abril de 2018

Mi herida, mi bendición





"MI HERIDA, MI BENDICIÓN"

La herida dolió tanto, que sus lágrimas la hundieron en la tristeza. Supo que como resultado, dos caminos se abrían ante ella: dejarse ahogar por la pena o que doliera todo lo necesario para así volver a levantarse. Los dos caminos en apariencia causaban sufrimiento, pero uno mataba y el otro liberaba. Recordó todo lo transitado, sus luchas, sus intentos, sus alegrías, lo recordó todo, hasta que al fin decidió dejar de resistirse a que la herida siguiera su curso, sabía que era necesario que doliera lo que tenía que doler, para aprender y así obtener la enseñanza que dicha herida venía a ofrendarle. Descubrió que por su herida una semilla necesitaba ingresar, pero que el hoyo debía ser profundo. Cesó en su obstinada tarea de maldecir la herida, porque aquella semilla no podría ser nutrida ni existir. La semilla se depositó suavemente en su alma en forma de sol, que ahora brillaba con potencia al comprender su finalidad. Fue gracias a ese hoyo profundo y en un principio doloroso, que la semilla fue acunada en el abrigo de un corazón amoroso, deseoso de aprender. La herida fue sanando y de la poderosa semilla una hermosa flor al fin pudo brotar, tan magnífica y sagrada como jamás se pudiera haber imaginado, una bendición maravillosa, eterna. El tiempo pasó y de vez en cuando ella lleva su mando al pecho con nostalgia, para recordar esa época en donde las cosas dolían demasiado. Ahora sonríe aliviada, porque aprendió, porque sabe que es fuerte y siempre se puede volver a empezar. A veces todavía puede sentir en el aire aquel olor a flores frescas...

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Me es muy grato recibir tus comentarios. Gracias Gloria Morelli